sábado, 3 de noviembre de 2007

La bola de nieve

Ésta es una típica historia, la de bola de nieve que va cayendo por la ladera de una montaña y se va haciendo más grande. Llega un momento en el que esa bola es ya imparable y arrasa con todo lo que encuentra a su paso. Al principio era posible pararla; ahora, ya no.

La bola empieza a caer: del 11 al 14 de marzo de 2004. Brutal atentado indiscriminado en Madrid. En apenas tres días se celebran elecciones generales. El Gobierno de la época necesita que ese atentado lo hayan cometido etarras. Les garantizaría (o, al menos, eso creen ellos) revalidar su mandato. Al principio, todo el mundo piensa que ha sido ETA. ¿Cómo pensar otra cosa? Siempre es ETA. La Policía hace un trabajo extraordinario en tiempo récord. A última hora de la mañana ya hay evidencias de que el atentado terrorista no es obra de etarras, sino de terroristas islamistas. Todas las pruebas van señalando la pista de Al Qaeda. El Gobierno del momento insiste en la pista etarra. Quien no pensara así era un miserable. Sólo quedan dos días para que se abran las urnas. Se trataba de generar confusión y de que la gente fuera a votar sin tener la certeza de quién había sido. ¿Es que no iban ellos a ser capaces de aguantar cuarenta y ocho horas, controlando como controlaban la inmensa mayoría de los medios de comunicación? ¿Qué más daba que hubiera casi doscientos muertos? El principal diario de ellos publicaba una entrevista con el candidato en las que afirmaba tener la convicción moral de que había sido ETA. El Ministro del Interior insistía en que la principal línea de investigación era ETA. La Ministra de Exteriores daba instrucciones a los Embajadores para que confirmaran la autoría de ETA. El Presidente del Gobierno llamaba a los principales periódicos informándoles de que había sido ETA. La televisión pública emitía una película-documental sobre ETA. Tenía que ser ETA. El problema es que no había sido y los españoles lo sabíamos. El 14 de marzo el Partido Socialista gana las elecciones por un millón y medio de votos. Los embusteros pierden.

La bola toma velocidad en la pendiente: del 15 de marzo de 2004 al 31 de octubre de 2007. Les habían pillado. ¿Cómo había sido posible? ¿Cómo los españoles habían sido capaces de notar que les estaban mintiendo? No podían pasar a la Historia como el Gobierno de la mentira, el regido por embusteros sin escrúpulos (¿acaso doscientos muertos no son suficientes para sacudir una conciencia?). Habían perdido. Era injusto. Los españoles eran unos ingratos. La prioridad ahora era demostrar que no habían mentido, que su mentira era, en realidad, una verdad y que la verdad era una mentira. Los españoles habían errado. Había sido ETA y lo demostrarían. ETA, "los moros", algún confidente policial, quién sabe si los servicios secretos marroquíes, antiguos altos cargos socialistas con mando en la plaza policial, la propia Policía y Guardia Civil, quizá hasta Zapatero al que ETA "le tiene cogido por los vagones". No había que descartar nada, todo era posible. El Juez Instructor estaba incapacitado para su labor por su invalidante miopía. La Fiscal encargada del caso era una inútil contumaz, quién sabe si también implicada en la trama. Tenían pruebas fehacientes: una cinta de la Orquesta Mondragón, ácido bórico para matar cucarachas, una conversación en la cárcel entre un preso islamista y un etarra y un 0,01% de dinamita sin clasificar. Suficiente. Tenían un periódico mundial de tirada nacional, una emisora de radio sagrada y una televisión autonómica incondicional. Era suficiente. Había sido ETA.

La bola es ya imparable: del 1 de noviembre de 2007 hasta una fecha aún por determinar (probablemente, el 9 de marzo de 2008). Ya hay sentencia. Más de setecientas páginas repletas de hechos probados y argumentaciones jurídicas. Más de veinte condenados (más los siete inmolados en Leganés que también lo hubieran sido de seguir vivos) y miles de años de cárcel de condenas. Es una sentencia rigurosa. Incluso ha absuelto a algún procesado por no haber evidencias suficientes contra él, el presunto autor intelectual del atentado. De ETA, ni rastro. ¿Cómo que no ha sido ETA? ¿Qué clase de Justicia es ésta que no ve lo evidente? Quieren saber la verdad. La sentencia es incompleta. Hay que seguir investigando. Los condenados no pudieron actuar solos. Era necesario que contaran con apoyo de personas con mayor capacidad terrorista y/o política. ETA aparecerá en algún momento y ese día se demostrará que ellos tenían razón y los demás no. Hasta hay una asociación de víctimas del 11M que dice eso mismo, que se debe seguir investigando. La Justicia ha fallado y lo probarán. ¿Cómo se puede cometer un atentado sin autor intelectual? Es imposible, no sabemos quién es el Señor X del 11M, pero seguiremos indagando hasta descubrirlo. Debe quedar claro que es imposible que los autores intelectuales se inmolaran en Leganés y que las proclamas de Ben Laden amenazando a España por su entrada en la guerra de Irak no tuvieron nada que ver con este atentado. El autor intelectual es el principal beneficiario del atentado, el Gobierno socialista, ETA puso la infraestructura y conocimientos terroristas necesarios, algunos mandos y confidentes de la Policía colaboraron en el golpe y "los moros" fueron la mano de obra. Lo demostraremos, lo probaremos. Ésta es la verdad y la vuestra la mentira. Embusteros, que es lo que sóis, unos embusteros. Fue ETA y quien diga lo contrario es un miserable.

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